A
partir de la idea surgida de la pregunta "¿Que ideas pueden ayudarnos a
pensar mejor?" hemos realizado un taller experimental donde pusimos a
prueba ciertos conceptos teóricos, los cuales nos han ayudado a obtener una visión
más amplia. En el mismo, se realizaron algunas experiencias concretas basadas
en distintos tipos de conocimiento.
Como idea central del taller,
trabajamos acerca del siguiente concepto que la mayoría de los científicos,
autores de los textos, comparten, que es que el conocimiento de cada uno se
encuentra en construcción permanentemente. Esto puede tomarse desde distintos
puntos de vista: se construye a partir del fracaso, de la constante experimentación,
del trabajo en equipo, de la obtención de información, de convencer y comunicar
nuestras ideas o descubrimientos al mundo.
En el texto “La información no es
conocimiento”, por Nicholas Carr, habla de cómo es común que la gente confunda
la acumulación de información con el conocimiento. Estas definiciones están muy
vinculadas pero no significan lo mismo. La primera se refiere a, por ejemplo,
la lectura de un libro de texto o a una búsqueda en la web, mientras que la
segunda se refiere a cuánta de esa información pasa a ser de largo plazo, es
decir, que la retenemos en nuestra mente y la integramos de forma significativa
a nuestro universo paralelo.
Esta situación sucede muy a menudo en la etapa de
la adolescencia, como dice Roger Schank en el texto “El experimento continuo”.
Ya que es un periodo en el cual nos encontramos en constante experimentación y
cambio, por lo que nuestra cabeza se satura de datos y no deja espacio para el
conocimiento creativo ni para el proceso de aprendizaje. Esto se relaciona
mucho con la educación escolar, que en ocasión arruina el proceso creativo, ya
que sobrecarga nuestra mente de tareas, pruebas y compromisos, de modo que los
contenidos estudiados se quedan en nuestra cabeza por un determinado tiempo, que
suele ser hasta que terminamos de rendir un examen o entregar un trabajo
importante.
La educación escolar también suele limitar, de
alguna forma, las mentes de los estudiantes, que todavía se encuentran en plena
formación. Es por esto que debemos tener
en cuenta los recientes descubrimientos de la neurociencia, que postula el
autor de “Diseñar la mente”, Don Tapscott que indican que el cerebro es un órgano
maleable y que se pueden alterar diferentes áreas de este si nos lo proponemos.
Opino que se tendría que dar algo de tiempo a los alumnos para que puedan
desarrollar su creatividad y para poder aumentar nuestras capacidades mentales.
Por otro lado, Matt Ridley, el autor de “Todos
para uno y uno para todos” postula que solemos pensar que el éxito está
relacionado con alguien inteligente y revolucionario, con mucho conocimiento, y
que esto no es así ya que nos hace dar cuenta que los mayores descubrimientos
fueron hechos por un grupo de personas, en equipo, o por diferentes individuos
en simultáneo. En muchos casos, como en algunos elementos de la tabla periódica,
el descubrimiento fue hecho por una persona, y años más tarde, otra, convenció
al mundo de que se le podía dar un uso útil a este.
En conclusión, el taller nos ha
puesto a pensar de una manera en la que nunca habíamos experimentado, afuera de
nuestras mentes. Nos ha hechos replantear cómo pensar todos los datos que se
nos presentan, de forma eficiente, para que queden en nuestra memoria. Opino
que lo propuesto por los científicos debería ser escuchado por el mundo ya que simplificaría
las cabezas de las personas.
¡Mejor, Lisandro!
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